Después del desastre de Fukushima la energía nuclear se había convertido en un tema más tabú de lo que ya era y parecía que pasaría mucho tiempo hasta que se contruyesen nuevas centrales. Hasta que llegaron los finlandeses, que les importa bien poco lo que piensen los demás, y decidieron construir una
nueva central nuclear en la localidad de Pyhäjoki, a unos 160km de Skellefteå. Algunos skelleftianos están que trinan. Pero hasta 2015 no se comenzarían las obras y hasta 2020 no entraría en funcionamiento. Ese es el plan, pero si tenemos en cuenta los
enormes retrasos y sobrecostos de la todavía no finalizada central de Olkiluoto 3, también en Finlandia y que debería haber entrado en funcionamiento en 2009, yo no me preocuparía mucho.
En Suecia en 1980 se decició por referendum (en el que había tres opciones, las tres eran diferentes versiones del
no) que se abandonaría la energía nuclear. El objetivo era 2010, pero hoy en día todavía hay tres centrales nucleares operativas, con un total de diez reactores. De hecho el año pasado el gobierno decidió revocar esta medida. No parece muy fácil prescindir de la fuente de energía que te
supone un 42% del total de la energía generada, aunque haya dado sustos. En 2006 Suecia estuvo muy cerca de sufrir un accidente nuclear serio. El reactor número 1 de la central de Forsmark sufrió un
incidente en el que la sala de control se quedó sin electricidad. La avería se reparó y la situación se controló, pero cálculos posteriores revelaron que se estuvo a 7 minutos de la fusión del núcleo.
Tema delicado este de la energía nuclear, pero a todos nos gusta tener luz y calefacción. Sobre todo si vivimos en el largo y oscuro invierno sueco.